miércoles, 16 de marzo de 2011

UN DÍA MÁGICO EN EL PARQUE

Un día mágico compartido con dos amigos, María y Santi en el parque de mi ciudad, es un parque natural que discurre a lo largo del río, donde se encuentra la cascada.

Santi no vive en nuestra ciudad y tenía muchas ganas de conocer la cascada, de la que tantas veces le habíamos hablado María y yo, ese fue el motivo por el que planeamos este día.

Quedamos  temprano, la niebla lo envolvía todo y  hacía la mañana especialmente mágica.

Comenzamos nuestro camino siguiendo las señales de multitud de telas de araña que nos íbamos encontrando, parecían de cristal mojadas por la niebla.

Al entrar en el parque María vio a un hombre al que parecía conocer, lo llamó y él se volvió atentamente hacia nosotros, le preguntó si era profesor de inglés, contestó que sí, había dado clases en la empresa donde María y Santi trabajaban, rápidamente, Santi lo reconoció y le dijo: ¡Eres Charles!. Había querido dar clases con él en aquel tiempo, pero por motivos personales no pudo, Charles se quedo muy sorprendido, ese día se habían encontrado los tres después de mucho tiempo.

Charlamos un rato, nos dijo donde  vivía y curiosamente era frente a la casa de María, se había fijado especialmente en  un limonero que tiene en la entrada, hasta le había contado los limones que tenía el árbol, increíble.
 
María lo invito a que nos acompañara hasta la cascada y así lo hizo, fuimos hablando por el camino hasta llegar a nuestro destino, compartimos un rato  allí, después se despidió de nosotros y siguió su ruta, ya que nos comentó, con ese peculiar acento inglés, que paseaba por el parque para cargar las pilas.
 
Nosotros nos quedamos en la cascada, asombrados igual  que él por el encuentro. Yo sentía, desde que salimos, que iba a ser día mágico.
 
Metimos las manos en las templadas aguas de la cascada. Era maravilloso sentir la fuerza y la energía del agua, el sonido relajante que producía y el canto de los pájaros, a veces soplaba una leve brisa que nos susurraba y nos acariciaba suavemente. Toda la naturaleza nos envolvía con sus brazos.

Santi nos trajo a María y a mí, como regalo, gemas que había comprado pensando en cuales eran las más adecuadas para cada una. Sacó una bolsa de plástico, dentro habían bolsitas cerradas de papel, y en su interior una piedra, por lo que no se podían identificar. ¿Cómo repartirlas?, se me ocurrió que fuéramos sacando una cada una. La sorpresa fue al ver que  íbamos cogiendo sin saberlo nosotras, las que él había elegido. Contando las bolsas que quedaban por abrir, nos dimos cuentas que eran un número impar. Intuimos que él tenía que coger una, así lo hizo y sin duda, esa era la suya. Todas venían con un pequeño papel que contenía información sobre  las propiedades, tanto físicas como espirituales de las piedras.

En unos minutos de meditación frente a la cascada, cerré los ojos y comencé a ver un hada blanca, cristalina, suspendida en el aire, en la parte izquierda de la cascada. Se cuenta que el mundo de las hadas o su tierra secreta, se halla tras la cortina de una cascada. Abrí los ojos y antes de marcharnos del  allí, limpiamos y cargamos una piedra cada uno en el agua y nos la metimos en un bolsillo, llevándola durante todo el camino restante.

Cuando el sol nos bañó con su luz, seguimos caminando por el parque, acompañados por el canto de los pájaros, y mariposas de todos colores que nos alegraban volando a nuestro alrededor.

Después de disfrutar de la naturaleza y del maravilloso día primaveral que hacía, decidimos que era hora de comer y comenzamos  el camino de vuelta.
 
Nos dirigimos al centro de la ciudad, a un bar que hay en el mercado, muy cerca de mi casa, habíamos quedado con mi marido para comer todos juntos , pero mi hijo apareció por allí y estuvo un rato con nosotros.

Después de comer, por cierto muy bien, fuimos a merendar a una cafetería, en la que hacen unos dulces buenísimos, terminando los últimos momentos juntos del día. Ya en la puerta, nos despedimos con besos y abrazos, era hora de volver a casa.



Siento que cuando llegue el momento, nos daremos cuenta del sentido que tuvo ese día para cada uno de nosotros.

Di gracias a Dios, a los ángeles, arcángeles,  a mis guías, a los seres de luz que nos habían acompañado, a los seres de la naturaleza y como no, a mis amigos, porque sin su compañía no hubiese sido posible todo esto, incluyendo la inspiración para compartir esta porción de mi vida.



REFLEXIONES:

El encuentro con Charles, que por cierto es una persona muy especial,  no fue casual, más bien atraído, el universo nos unió a los cuatro en un mismo instante de nuestras vidas. Todavía no sé por que motivo, pero espero que cuando llegue el momento lo sabremos.


Sobre la forma de elegir las piedras… cada uno sacó la más apropiada en esos momentos, atraídos sólo por la intuición.
                             

El universo  coloca  todo en su sitio, espacio y momento conforme  con lo que nuestra alma, en lo más profundo y elevado, eligió  experimentar a lo largo de esta vida. Podemos elegir como queremos vivir mañana, dependiendo de nuestros pensamientos, palabras y como actuamos todos los días, que en definitiva es lo que dibuja nuestra vida futura.


El hada de mi meditación. Las hadas, al contrario de lo que se piensa, no son invisibles, pero sólo algunos humanos son capaces de verlas y si ellas lo permiten a través del poder mágico, cuando esto sucede, su cuerpo se cubre de luz tornasolada transparente, o sólo transparente. También eligen a las personas que creen ellas para hacerse visibles.








Dedicado a mis amigos, María, Santi y Ariadna.
A mi hijo y a mi marido.